Resurrección

Uans apon a taim

De "Cuentos para Teresa"

Así es, mi inglés es mucho peor que el de mi hija Teresa; el suyo es nivel "extraordinay level" que es un nivel no certificado por Cambridge, a ellos les gusta más manejar el "starters", "movers" o "flyers"; y es lo propio de estas generaciones nuevas que sepan menos que las de sus padres, como la de sus padres (osease la mía) saben menos que las de sus respectivos padres (osease sus abuelos) en casi todo menos en inglés.



Mi generación sabe mucho más inglés que la de mis padres gracias al Rock and Roll y la NBA, y la de mi hija sabrá mucho más del pérfido idioma gracias a Cambridge, el Bachillerato Dual y gracias a que hemos hecho de los colegios e institutos meras academias de inglés donde se estudia History, Geografy and Science, que es la forma de no saber lo que no aprendimos bien nosotros pero con más marketing, es decir no se sabrán tampoco los huesos del cuerpo humano, pero no lo sabrán en dos idiomas..., que tiene más caché el asunto.

Total, que mi hija crece muy rapidamente y van sucediendo cosas, algunas buenas y otras tristes; de algunas, lamentablemente nunca nos recuperaremos, pero como dice el dicho más triste que jamás se ha dicho, y en la versión de Joaquín Sabina: "La vida siguió como siguen las cosas que no tienen mucho sentido". Y dicen los atrevidos que todo resucita en primavera, así también los que se van, resucitan a una nueva primavera. Y debe ser así porque lo contrario transforma todo esto en un simple sinsentido, apenas el fuego de una cerilla que arde para extinguirse para siempre.

Y a la vista sel éxito que ha tenido la entrada en la que me refería al "León que se comió las Mariposas" sobre la canción de Ana War y Aitana, Lo Malo, he decicido promocionar la reedición de Cuentos para Teresa (cada vez más cerca de realizarse en Createspace) con la publicación en este blog del cuento que acoge la exitosa expresión: "Uans Apon a Taim" (Once Upon A Time, según mi hija) en tres partes de la que hoy publico la primera de ellas, allá va... y como dicen los canarios con ese son suave con el que ellos se manejan: espero que les guste.



UANS APON A TAIM Un cuento tradicional y absurdo (I PARTE)

Érase una vez un Reino con un precioso castillo rodeado de un hermoso lago donde reinaba un rey anciano y justo. El Rey tenía dos hijas de belleza incomparable. Los tres gobernaban en el castillo con una generosidad que era conocida en todos los reinos colindantes a sus leales siervos.

Un día en que estaban los tres comiendo y riendo en su castillo, castillo que estaba rodeado por un bosque frondoso y un hermoso y profundo lago habitado por peces de colores de todas las especies de la tierra, apareció un joven caballero sobre un caballo blanco y blanco caballo, que no era el contador de confundir epítetos con calificativos.

El joven caballero se presentó al Rey para anunciar el motivo de su visita.
  • Rey Regiderto, su reino tiene fama de rico, frondoso, bueno y generoso; sus hijas son afamadas por toda la tierra, pues Tresa y Fresa, cuenta todo el mundo que son guapas, dulces y cultas.
  • Así han crecido por ventura de la naturaleza, que tales son sus dones que la natural naturaleza de su madre parece haberse naturalizado en ellas. A ellas les gusta leer, la música y discurrir con libertad. Pero antes de continuar con las loas y elogios nos gustaría saber a nos y a Nos también...,  ¿quién sois Vos?
  • Majestad, ya no me reconcoe pues hace muchos años que no me ve, entonces era yo un mozo, un zagal salvaje y feliz que andaba entre los gregüescos de mi padre y al veros me asusté y me escondí tras ellos entre cuescos, perdone la palabra... pero es que pega aquí y ahora, y gregüescos. Soy Ataúlfo el Gran Duque del Reino Dealado, hijo de Ataúlfo el Grande. Buen padre y mejor Rey para sus siervos.
  • Es conocida la fama de tu padre... y ya recuerdo yo a aquel mozo de pícara sonrisa y sonrosadas mejillas. Pero más allá de los merecidos elogios tiene pinta de venir a algo más: ¿a qué más habeis venido, pues?
  • He cumplido, como ve, veintiuno, y en mi reino a esta edad tenemos la obligación de buscar esposa para continuar la monárquica tradición de reinar y dar prole pródiga al reino prodigioso que heredaré. Hemos venido en decidir que nuestra esposa debe cumplir las condiciones que sus hijas atesoran. Por eso he venido a pedir la mano de una de ellas, Majestad.
  • Eso está bien, ellas también tiene obligación de dar prodigiosa prole al pródigo reino que reino, y a otros reinos pródigos de al lado como el vuestro Gran Duque Dealado, ¿a cuál habeis elegido por esposa, Duque?
  • Esa es la duda, y por eso le quiero pedir consejo, pues su buen gusto quizás sea del mío gusto bueno y me proporcione la dicha que busco con buen gusto..
  • Ah, yo no puedo elegir por vos, ya que ambas son iguales para mi pues no hay dedo en la mano que no me cortara sin que brotara de él la misma sangre, sin que de tal corte se produjera el mismo dolor, sin que de su amputación no perdiera por entero el dedo, otro es cierto, pero dedo al final. Déjeme sin embargo que le ayude sin darle ayuda alguna, hay una antigua tadición en este reino, una vieja costumbre en mi Reino que dice que aquel que se quiera casar con una de las princesas del reino tiene que superar tres pruebas, ¿las quieres conocer?
  • Sí, Rey
  • La primera prueba consiste en que siete hechiceras te esperan en la puerta de la Cueva donde “irás y no volverás si no superas las tres pruebas”. Si superas esta prueba te esperan siete leones al fondo de la cueva, siete fieros leones que tienes que amansar. Si superas la segunda prueba te esperan siete dragones a los que tendrás que vencer. Las siete hechiceras, los siete leones y los siete dragones esconden el tesoro que tendrás que entregar a la princesa que elijas como reina.
Se fue el joven Señor dispuesto a superar las tres pruebas en un santiamén con su caballo blanco que era también un blanco caballo y erguía el cuello en señal de majestad. Las dos princesas arrojaban flores rojas al paso de Ataúlfo, pues los reinos antiguos eran así: los caballeros iban en caballo y las rosas eran siempre rojas.

Rosas que el caballo pisaba parsimonioso a su paso. Sin embargo, cuando el caballo salía del castillo por el puente levadizo de madera, pisó una rosa roja (que siempre era de ese color en estos cuentos, como te digo), resbaló y se cayó con estrépito dejando caer de su montura al Gran Duque Ataúlfo del Reino de al lado.

El príncipe del Reino Dealado se sentó en el suelo y se rió mientras en las ventanas, las princesas también reían y soñaban con que Ataúlfo las eligiera como reinas porque antes eran así los cuentos de princesas, si se caían siempre reïan y si se morían siempre revivían mientras los caballeros iban sobre caballos y las rosas era rojas.

Se levantó Ataúlfo y montó nuevamente en el caballo. Cabalgó durante dos días y dos noches hasta la cueva donde “irás y no volverás si no superas las tres pruebas”

CONTINUARÁ

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