El resto de la historia no se cuenta
Un microrrelato romántico
Libros, librerías, bibliotecas... lugares de encuentro fortuito
Las librerías siempre tienen encanto, más cuando el edificio es antiguo y los libros aparecen apilados y amontonados por todas partes siguiendo el misterioso orden que el librero ha querido darle. Eso sucede porque los libros que se quieren tener son siempre más de lo que el espacio te permite, ya sea para vender, para compartirlos o para dejar un espacio- un pequeño rincón - donde leer las novedades.
Librería por las calles que transtiaba Quevedo |
Muchas veces nos acercamos a las librerías simplemente a ojear (a veces solamente los hojeamos) libros que no compraremos o nos dejamos llevar por el impulso al ver tal o cual libro y lo compramos para regalo o para nosotros mismos.
Otras ocasiones encontramos tantas cosas interesantes que, al final, no nos decidimos por ninguno, pero hemos pasado ese tiempo perdido leyendo sinopsis, reseñas, solapas de escritores conocidos de los que no sabíamos su historia, o de novelas espléndidas que una vez leímos y no nos acordábamos bien de la historia.
Sea como fuere las librerías tradicionales tienen un encanto especial, son lugares sorprendentes donde vas al encuentro de mundos imaginados por otros para que llenen esos tiempos de soledad, para que te acompañen unos días o unas semanas con sus historias extraordinarias que te harán reír, llorar, abominar de algún personaje o admirar algún héroe de fantasía.
Recuerdo a algún terapeuta del "prime time" televisivo que decía que el mejor remedio para la tristeza, la soledad o el abatimiento es acudir a las librerías en busca de libros nuevos, en busca de un encuentro fortuito con la literatura.
Yo también creo que allí descubrirás que estar solo puede ser una buena ocasión pues nada es más productivo que leer libros donde vives la magia de otros universos que, a pesar de ser otros, te vas a sentir reconocido en ellos y sentir enteramente comprendido/a muchas veces. Tal y como se deduce de esa secuencia de la película Tierras de Penumbra que vemos a continuación:
Incluso, en ciertas ocasiones, quizá escasas, las librerías, las bibliotecas... sean lugares en donde se producen los encuentros fortuitos con personas de todo tipo, con personas que casi siempre esconden el tesoro de todo lo que han leído y de lo que quieren leer en ese momento. En ocasiones, quizás encuentres allí entre libros, a una persona muy especial.
El siguiente microrrelato habla de un encuentro fortuito en uno de esos lugares mágicos de los que hablo. ¿Hay algo más romántico que coincidir chocando con un libro? Tras ese encuentro fortuito... el resto de la historia no se cuenta.
En Buenos Aires, un teatro de libros |
EL
RESTO DE LA HISTORIA NO SE CUENTA
La
librería era una cristalera curva entre dos bulliciosas calles
reflejando su distorsión cosmopolita, el sonido torpe de una
sinfonía vigorosa, la vida abriéndose paso a pesar de tantas
amarguras e incertidumbres.
La
puerta estaba abierta y subí a la segunda planta en busca de una
novela inconcreta, al encuentro de azarosas vidas, de acontecimientos
cincelados en papel de biblia; pues el fugaz encuentro con un libro
de una tarde me complacía pero la compañía afectuosa durante dos
semanas silenciosas resultaba una oferta inmejorable.
Deslicé
mi mano por la estantería dibujando entre intersticios las iniciales
de los autores; un ejército expectante se me ofrecía como meretriz
del alma, como la compañera virtuosa de la soledad.
Alcancé
discretamente la sección de autores rusos y un impulso condujo entre
mis manos a Anna Karenina que se resistía a ser retirada de su
sitio.
Al
otro lado, una mano sujetaba la novela con intensidad nerviosa; logré
el libro discutido y pude ver por el resquicio unos ojos verdes,
incisivos y contrariados.
Rodeé la estantería y contemplé a la dueña de los ojos explosivos juvenil y relajada; era una lectora empedernida que se había encaprichado de Anna Karenina.
Rodeé la estantería y contemplé a la dueña de los ojos explosivos juvenil y relajada; era una lectora empedernida que se había encaprichado de Anna Karenina.
Me acerqué a ella lentamente como si hiciera siglos que la esperaba, como si hubiera pasado la eternidad entre esos libros esperando mi mirada, y entonces... el
resto de la historia, no se cuenta.
Librería de Amazon en Seatle |
Gracias a todos los que me seguís desde Blogger, Google+, Twitter, Facebook, Youtube, Linkedin, Wattpad, Webnode,Hotmail, Gmail, Wordpress
Comentarios